RANDALL WITTIG Escribe: LA ADORACIÓN y DIRECCIÓN DE CULTOS
LA ADORACIÓN y DIRECCIÓN DE CULTOS
Por Randall Wittig - Director de la Revista Apuntes Pastorales
Por Randall Wittig - Director de la Revista Apuntes Pastorales
ADORACIÓN
Y DIRECCIÓN DE CULTOS
Por Randall Wittig
Años atrás, cuando recién había comenzado
en el mundo de la aviación comercial, cometí un error gravísimo —aunque había
actuado con las mejores intenciones. Quise impresionar a la mujer con quien había
comenzado a noviar y la invité a dar un paseo en una avioneta. Durante el
regreso decidí mostrarle la hermosura de la acrobacia, lo que yo más
disfrutaba como piloto. Hicimos varias piruetas interesantes y volvimos al
aeropuerto. ¡Cuán grande fue mi sorpresa al descubrir que ella había sufrido
al extremo con lo que yo había disfrutado más del vuelo! El estar invertida en
el aire, con el avión girando sobre sus alas, la había espantado y hasta
enfermado. Me molestó que ella se hubiera enojado conmigo. Después me di cuenta
de que había actuado de manera muy inmadura.
Lo mismo sucede a menudo en las iglesias cuando los
músicos adoran a Dios de la manera en que ellos disfrutan más, y olvidan que
otras personas
pueden experimentar reacciones muy diferentes. En
nuestras iglesias muchos hombres y mujeres están incómodos y hasta sufren
durante el tiempo de adoración. Sin embargo, ningún músico puede llegar a
creerlo si no se toma tiempo para escuchar y observar lo que está pasando más
allá de su propio éxtasis.
Hice una encuesta a más de 400 creyentes que asistían
a iglesias con grupos de adoración bien constituidos. Me sorprendió que más del
50% de los hombres respondió que lo que menos les gustaba de sus iglesias era
el tiempo de adoración. Muchos dijeron que directamente llegaban tarde porque
no soportaban lo que pasaba en sus iglesias durante ese rato. Un gran
porcentaje usó palabras fuertes contra los directores de música, lo cual dejó
entrever que, obviamente, no estaban siendo bendecidos por ellos.
El porcentaje de mujeres que presentaron quejas fue
menor. Ellas tuvieron menos críticas hacia los músicos; sin embargo, muchas se
sentían molestas por las numerosas repeticiones, por el permanecer de pie
tanto tiempo, etc.
Por otro lado, lo interesante es que todos los grupos
de adoración consultados estaban muy contentos consigo mismos. Evidentemente
algo estaba fallando.
Las dos partes más importantes del culto son: primero,
la respuesta del hombre hacia Dios (oración, música, adoración, ofrenda, etc.)
y segundo, pero primero en importancia, Dios hablando a su pueblo (la exposición
de la Palabra). Ambas partes resultan de gran bendición o de gran aflicción,
según la forma en que se realicen. En algunas iglesias, la adoración atormenta
el alma justa de muchas personas. Como un amigo suele decir:
“Lo que mejor hacen algunas iglesias es desarrollar la
paciencia de sus fieles”.
El Nuevo Testamento casi no indica de qué manera
específica debe ser realizada la adoración en la iglesia.
Enseña algunos principios, como que todo debe ser
hecho decentemente y en orden para edificación, pero vemos pocas pautas
prácticas. Aun más, existen muchas razones para cuestionar que la iglesia
primitiva tuviera algo parecido a nuestros cultos modernos típicos; lo más
probable podría ser que los cultos se hubieran parecido a las reuniones
caseras de grupos chicos. Pero algo sí es seguro: no usaban micrófonos ni
parlantes. Todo esto lo comento para decir que mucho de lo que hacemos o no
hacemos en un culto no es, necesariamente, por principios u ordenanzas
bíblicas sino por los gustos de “los que tienen la batuta”.
A la luz de lo dicho hasta el momento y con un poco
de sabiduría —derivada ésta de haber observado, participado, gozado y sufrido
en muchos cultos— me gustaría sugerir algunas pautas que creo pueden ayudar a
mejorar nuestros cultos.
Hay ciertos factores fundamentales para tomar en
cuenta, si vamos a ser usados en la edificación del pueblo de Dios y no en su
aflicción.
1. ¿CUÁL
ES EL ROLY EL PROPÓSITO DEL GRUPO DE ADORACIÓN?
A. A través de la historia y hasta los días modernos,
siempre que hubo un director de música, éste preparaba y dirigía el momento de
adoración para que la congregación participara plenamente y de modo
significativo en la adoración a Dios.
1. Preparación:
desde tiempos del Antiguo Testamento hubo personas cuya responsabilidad era
preparar la música para poder lograr excelencia y bendición en la adoración.
(Observemos cuántos salmos bíblicos fueron dados al director de música para la
preparación.) Los directores de música sabían que la preparación era
fundamental, y que no era cosa de”depender sólo del Espíritu”. Para lograr que
la música y el mensaje se complementaran y fueran para edificación, era
necesaria la preparación previa.
2. Dirección:
se entendía que la mente y el corazón de las personas debían ser dirigidos para
que hubiera una profunda adoración a Dios. La adoración no ocurre
accidentalmente; requiere de la iniciativa y el liderazgo que lleva al pueblo
de Dios a responder al Señor de manera apropiada.
3. Participación
significativa: el propósito no era que el músico se” luciera”, sino que el
pueblo fuera motivado y llevado a una participación significativa. En otras
palabras, no eran los expertos quienes llevaban a cabo la adoración, sino que ayudaban
a que todos adoraran.
A su vez, se reconocía que la música era sólo una
parte, que la oración, la confesión, y la lectura de la Palabra eran también
esenciales en la adoración profunda. Hoy en muchas iglesias parece que sólo la
música importa y, lamentablemente, los demás elementos han sido descuidados.
B.
Expresiones
prácticas en la iglesia.
1. El
director de música coordinaba la música con el tema del mensaje o de las
fechas especiales.
2. Un
grupo (el coro) practicaba la música para poder dirigir bien el canto, para
enseñar nuevas canciones o para llevar a cabo números especiales.
3. El
programa era planificado para lograr equilibrio, orden y participación
significativa. Todos los elementos vitales eran considerados e insertados en
los lugares apropiados y, además, se tenían en cuenta las necesidades físicas
(a fin de no cansar a las personas).
4. La
música era escogida y preparada (impresos, pizarra, himnarios, etc.), de
tal forma que las personas podían aprender los cantos y participar de los mismos.
5. Los
instrumentos se utilizaban para ayudar a dar cuerno y sustancia a la
música, pero siempre eran vistos como elementos auxiliares, no dominantes. En
otras palabras, debían ayudar a transmitir el mensaje y por ningún motivo
impedir que meran escuchadas la letra de las canciones o las voces de la
congregación. Ruido y desorden eran mal vistos.
C.
Problemas
comunes modernos.
1. Se
considera que el grupo de adoración es quien la realiza, y la congregación
solamente los acompaña. Ellos son los expertos, los músicos, los que adoran,
mientras las personas restantes participan nominalmente. El énfasis ha ido de
la congregación al músico.
2. Los
grupos llevan a cabo su participación como si fueran lo más importante, con
poca relación y coordinación con el resto del programa (hasta he visto grupos
que al concluir su participación salen de la reunión). Debido a que los músicos
consideran su parte como la principal, ellos controlan el programa hasta que
la gente está cansada.
3. Por su
falta de orientación hacia la congregación, no existe una búsqueda sincera de
llevar a las personas a
una participación activa. Todo se tapa con más
amperios de los amplificadores. Por esta razón, en muchas iglesias canta menos
de la mitad de las personas.
II. CONCEPTOS QUE NINGÚN MÚSICO DEBE OLVIDAR
A. Trabajamos
con humanos, no con ángeles.
Los humanos necesitan dirección y enseñanza. Muchos
músicos sólo están actuando, en lugar de dirigir la música de la congregación.
Tratan a ésta como los jugadores de fútbol tratan a la platea. Se espera de la
platea que grite, salte y alabe animando al equipo, pero jamás que juegue
mientras éste lo hace. Es necesario que el director de música dirija a la
congregación, no sólo a sus músicos. Los músicos están allí para ayudar a que
la congregación cante bien, no viceversa.
Los humanos son un conjunto de carne, alma y espíritu.
No debemos pretender que alguien que permanece de pie durante una hora no se
canse ni le resulte difícil concentrarse. ¿De dónde provendrá la tradición moderna
de que toda la alabanza y la adoración sólo debe hacerse de pie? Hace poco
estuve en una reunión donde hubo una interrupción en el suministro de energía
eléctrica. En medio de la oscuridad, el director de canto dirigió a los
presentes en diferentes canciones, sin instrumentos, y todos estábamos
sentados. Fue uno de los momentos más lindos de adoración de los que he
participado. No existió la distracción a causa de los instrumentos o del
cansancio físico.
B.
Diversidad de
gustos legítimos.
No hay una clase de comida que todo
cristiano deba comer, como tampoco hay una clase de música que todo cristiano
tenga que cantar. Hay diferentes gustos, todos legítimos, que expresan mejor
el corazón, la personalidad y el momento histórico de diferentes personas. Es
abusivo, egoísta y una señal de inmadurez de parte del líder musical imponer
exclusivamente sus preferencias a la congregación. Su papel es ayudar a toda la
iglesia a expresar su adoración a Dios. Hay que tener en cuenta los diferentes
gustos para que todos puedan disfrutar.
C. Diversidad
de edades.
En una congregación hay diversidad de edades. La
música debe expresar los gustos y la madurez de los diferentes grupos. Cuando
hay muchos niños, debe haber una o dos canciones especialmente del gusto de ellos.
Si
hay jóvenes, también para ellos (siendo que la mayoría
de los integrantes de grupos de alabanza son jóvenes, suele ocurrir que son
todas de su preferencia). Y lógicamente, cuando hay mayores, debe haber música
para su gusto y propia de su época. Cuando no sucede es porque hay falta de
consideración hacia los demás, egoísmo, y no se entiende el cuerpo de Cristo.
D. Diversidad
de necesidades y situaciones en la vida de los participantes.
Diferentes personas llegan a la iglesia con
necesidades distintas. Algunas llegan con derrotas y otras con victorias. El
libro de los Salmos es un reflejo de la diversidad de momentos en la vida de
las personas, y de la necesidad de tener música y palabras apropiadas. Hay
salmos para cada ocasión de la vida. Necesitamos tener
en cuenta las necesidades de todos. Esto no es fácil,
requiere oración, reflexión y planificación.
III. MALES
FRECUENTES EN NUESTRO MEDIO (no por ser comunes y populares son menos malos).
A. El
cansar y aburrir al pueblo de Dios. Alguien ha. comentado que el diablo está
logrando que el pueblo se canse de la adoración, a causa de los músicos que
ignoran que más no siempre equivale a mejor. Es importante dar por finalizado
el tiempo de adoración en el momento apropiado, antes de que las personas se
cansen. El cansancio es resultado de los siguientes factores:
-Repetición (más de tres veces la misma canción). Un
grupo musical muestra su inmadurez y falta de repertorio cuando repite la
misma canción vez tras vez. Dios nos ha dado innumerables canciones e himnos,
y debemos usar esta gran diversidad de música.
-Un período de canto muy largo.
-Todo el tiempo se permanece en la misma posición
física.
-Hay mucho ruido en el ambiente.
-Se cantan canciones que la mayoría no conoce.
B. El exhibicionismo y la ostentación por parte de
los músicos.
-Estos parecen estar centrados en sus habilidades.
-Existe falta de liderazgo, de tal forma que ellos son
los únicos actores.
C. La distorsión espiritual de los músicos.
-Están fascinados, satisfaciendo sus propios gustos o
necesidades espirituales, sin pensar realmente en el efecto que eso tiene en
otros.
-Tienen como preocupación primaria la libertad de
expresar sus propias emociones y el satisfacerse a sí mismos, en vez de la
edificación y el bien del hermano.
D. El abuso de lo sagrado. Algunas veces, expresiones legítimas son usadas
artificialmente para llenar el vacío y para dar apariencia de espiritualidad.
El uso y abuso de las expresiones de moda desgasta lo sagrado. Algunas
expresiones trilladas son:
-“Demos un aplauso más fuerte a Dios” (como si Dios
fuera sordo).
- “Todos levantando sus manos” (o brincando, o
danzando).
-“¿Quién da gloria a Dios?”
E. La falta de canciones e himnos con profundo contenido teológico.
-Mucha de la música es emocional, agradable o con
ritmo, pero carece de contenido significativo.
F. La falta de cánticos nuevos o de variación.
-En cada culto, casi siempre se cantan las mismas
canciones.
G. La
imitación sin la experiencia. Años atrás los jóvenes imitaban a Billy Graham, a Luis Palau o a algún
otro predicador favorito. Copiaban la forma como sostenían la Biblia en sus
manos, como hablaban, y sus gestos. El problema es que no tenían las vivencias
de Billy Graham ni de Luis Palau, entonces resultaban actores dotados con la
apariencia pero sin la sustancia.
Hoy lo mismo está ocurriendo entre los músicos. El
domingo pasado, en la iglesia a la que asistí, el joven líder del grupo de
adoración trató de imitar a Marcos Witt. Era la apariencia, pero sin la
sustancia. No sólo no tenía la voz de aquel, pero las palabras sonaban
artificiales, prefabricadas, huecas, no las de alguien que realmente camina
con el Señor y de cuyo corazón brotan las alabanzas.
No hay un substituto para el caminar diario y
profundo con el Señor. Hace poco, un director de alabanza expresó que los
domingos se sentía cerca del Señor cuando “ministraba”,
pero que el resto de la semana casi no oraba ni lo
buscaba. Dios le mostró que eso era incorrecto. De la abundancia del corazón
habla la boca. Necesitaba estar toda la semana meditando en la Palabra y
caminando con Dios si realmente deseaba expresar vida.
La alabanza no es la imitación de una forma, sino la
expresión de una vida espiritual que no puede ser con [ tenida y que brota en
celebración y 1
gratitud al Señor. J
IV. ALGUNAS
SUGERENCIAS.
A. Lidere.
El director de adoración debe recordar que su trabajo es liderar, dirigir al
pueblo de Dios en alabanza. Es un líder, no un actor.
B. Observe
a su audiencia. ¿Qué están haciendo y pensando? Cuando uno ve que la mayoría no
está cantando sino sólo esperando que ese momento termine, debe tomar
conciencia y cambiar lo que está sucediendo.
C. Dé
importancia a los otros ministerios de la iglesia, especialmente al ministerio
de la Palabra. La música y la adoración aumentan la receptividad de la gente y
la preparan para recibir el mensaje de Dios.
D. Más no
es mejor. Ejercite el dominio propio. Es mejor que las personas se queden con
el deseo de más y no que resulten cansadas de demasiado.
E. Evite
que los sistemas modernos de sonido tapen la respuesta de la congregación.
Recuerde que la música de ellos es tan importante como la suya. Cuando uno no
logra escucharse, generalmente se calla.
F. Sea
espiritual, no aparente espiritualidad. A la vez, recuerde que hay cosas que
deben suceder a solas entre usted y Dios.
G. La
adoración no es simplemente una función de habilidad musical. Los
músicos necesitan dar un testimonio excelente y poseer
madurez.
H.
Expresiones prácticas.
1. El
director de adoración debe coordinar la música con el tema del mensaje o de las
fechas especiales. Lamentablemente en muchas iglesias no existe tal
coordinación, sino que los músicos hacen su programa y, cuando han terminado,
simplemente ceden el culto al pastor. Aun más, la actitud de muchos músicos es
entregar la dirección del culto cuando todos están cansados y”gastados”.
2. El
grupo musical debe practicar previamente la música para poder dirigirla bien,
enseñar nuevos cantos o realizar números especiales.
3. El
programa debe ser planificado para ofrecer equilibrio, orden y participación
significativa . Todos los elementos vitales deben ser considerados e
insertados en los lugares apropiados. También hay que tener en cuenta las
necesidades físicas, a fin de que las personas no se cansen. Es imprescindible
que haya equilibrio.
4. La
música debe ser escogida o preparada (impresos, pizarra, himnarios, etc.), de
tal forma que las personas puedan aprender los cantos y participar.
5. Los
instrumentos deben ser utilizados para ayudar a dar cuerpo y sustancia a la
música, pero siempre vistos como elementos auxiliares, no dominantes. En otras
palabras, deben ayudar a llevar el mensaje y tienen
que permitir que se escuchen tanto la letra de las
canciones como las voces de la congregación.
6. Es importante distinguir entre la música que es
para toda la congregación y la música que es especial. En la música especial
es mejor invitar a la congregación a estar sentada escuchando y adorando. La
música para la congregación debe ser conocida o deben proveerse los medios
necesarios (retro proyector, cancionero) para que la congregación pueda
participar plenamente.
7. Si la iglesia está creciendo numéricamente, se
necesita pensar en la manera en que los nuevos miembros puedan aprender la
letra y cantar desde el primer momento. Recuerdo que cuando llegué a cierto
país, el primer domingo que fui a la iglesia no conocía ninguna de las
canciones. Estuve parado más que una hora sin poder participar, excepto en el
escuchar cantar a los demás. Pensé en las personas nuevas... ¡Qué difícil
hacemos para ellas el poder disfrutar de nuestros cultos!
No hay duda de que la adoración en el cielo será
gloriosa. Tratemos de que lo sea también en la tierra. Creo que mucha oración y
sabiduría pueden establecer una gran diferencia. La adoración es herencia y
responsabilidad de todo el pueblo de Dios. Hagamos bien nuestra tarea. ¡Adoremos
juntos! •
Apuntes Pastorales ©
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